Cualquiera que haya estado en un cine en los 90 y haya escuchado el THX Deep Note conoce esa sensación. Antes incluso de empezar la película, la sala se tensa. El sonido crece, llena cada rincón y pone al público nervioso como pocos logotipos de audio lo han hecho jamás.
El canal de música y audio Mixed Signals investigó recientemente por qué esa reacción es tan universal, analizando cómo el sonido ha condicionado al público durante décadas. Como explica el vídeo:
El sonido THX (oficialmente conocido como Deep Note) lleva más de 40 años arrasando nuestros oídos, y a mucha gente le parece superfuerte e incluso aterrador. Pero ¿qué es lo que hace que la gente se sienta así?
Gran parte de la respuesta se basa en cómo se comporta la nota grave a medida que se desarrolla. En lugar de una melodía limpia o un acorde predecible, el sonido surge de tonos caóticos y deslizantes que aumentan constantemente de volumen.
Esa falta de base musical hace que la experiencia se sienta inestable, como si algo fallara antes de saber por qué. El narrador lo compara con el lenguaje de las bandas sonoras de terror, donde la incomodidad es el objetivo, señalando cómo la aleatoriedad y la escalada aumentan la tensión en un espacio reducido como el de una sala de cine.
A medida que continúa el colapso, la psicología se vuelve aún más clara.
“Las gruesas capas de notas deslizantes sin una armonía perceptible y aparentemente sin fin realmente alteran nuestra sensación de estabilidad y ritmo.
Se siente como si algo se acercara y simplemente estuvieras esperando a que te alcanzara. Esto también se nos ha grabado a fuego tras décadas de bandas sonoras de películas de terror en las que se usan cuerdas agudas para transmitir miedo.
THX Deep Note prepara a la audiencia, aprovechando las respuestas de miedo aprendidas y asegurándose de que todos estén completamente alertas antes de que aparezca el primer cuadro en la pantalla.

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